En medio de nuestra obsesión por la salud mental, llega Mindfulness para asesinos, una serie que se burla con elegancia (y un toque de locura) de todo lo que pensamos que sabemos sobre el bienestar. En un mundo donde todos estamos buscando el equilibrio perfecto, la serie nos lanza un espejo roto, reflejando lo peor de nuestra necesidad de sentirnos bien a toda costa. Pero en vez de encontrar paz, el protagonista encuentra o ejecuta… asesinatos.
De Libro a Pantalla: El Truco de la Adaptación
La magia de Mindfulness para asesinos no solo está en su premisa absurda, sino en cómo esta llega a la pantalla. El libro de Karsten Dusse tenía el tono perfecto de sarcasmo y caos, pero la serie lleva ese humor negro y lo amplifica. Tom Schilling, quien interpreta a Björn Diemel, el abogado criminalista que busca equilibrio, pero termina con las manos manchadas de sangre, da vida a un personaje que es, en muchos sentidos, la parodia de nosotros mismos. ¿Quién no se ha metido en un curso de meditación o mindfulness con la esperanza de resolver todos sus problemas? Björn lo hace, pero no de la forma que esperas. De hecho, lo hace de la manera más catastrófica posible.
El Lado Oscuro del “Cuidado Personal”
Vivimos en una era donde el “autocuidado” parece ser la respuesta a todo. ¿Necesitas paz? Respira hondo. ¿Sientes que el estrés te consume? Encuentra tu zen. Pero Mindfulness para asesinos nos invita a reflexionar sobre algo que solemos pasar por alto: ¿qué pasa cuando esas soluciones aparentemente simples se mezclan con las complejidades de la vida real?
Björn, el protagonista, comienza su búsqueda por encontrar un poco de serenidad, pero pronto se ve arrastrado por una espiral mucho más oscura de lo que había anticipado. La serie no solo hace un guiño a la sobreabundancia de terapias y consejos de bienestar, sino que también plantea una pregunta importante: el bienestar puede ser una herramienta poderosa, pero ¿y si al enfocarnos demasiado en él, terminamos desconectando de lo que realmente necesitamos? ¿Para sanar? En lugar de encontrar paz, Björn se encuentra enfrentando una nueva forma de caos. ¿Es posible que, sin quererlo, todos podamos perdernos en el proceso de buscar esa tranquilidad que tanto ansiamos?
¿Estamos todos un paso de convertirnos en Björn?
A medida que vemos cómo el mindfulness transforma a Björn en un monstruo, la serie nos pone a cuestionarnos: ¿qué tan fácil es distorsionar algo tan simple como una respiración profunda? Lo que parece ser la cura para nuestros miedos más profundos, puede convertirse en un veneno si lo aplicamos de manera equivocada. Y en un mundo donde nos bombardean con consejos sobre cómo sentirnos mejor, Mindfulness para asesinos se burla de esa cultura de la autoayuda que, muchas veces, solo nos aleja más de lo que realmente necesitamos.
El verdadero monstruo en esta historia no es Björn, ni siquiera el asesinato en sí. Es la idea de que podemos justificar todo, incluso lo peor, bajo el manto del “bienestar”. La paz, al parecer, no es algo que se logre con respiraciones, sino con decisiones conscientes que, a veces, nos llevan por el camino más oscuro.
Un Golpe Bajo para el Bienestar
La serie no solo trata sobre un hombre que, por accidente, se convierte en asesino. Trata sobre cómo nuestras obsesiones por estar bien, por ser felices, pueden tomar giros que nunca imaginamos. Nos muestra lo fácil que es que algo aparentemente positivo se vuelva el peor de los monstruos. Björn no busca venganza, no está tomando justicia en sus manos: simplemente, se “cuida”. Y en ese proceso, todo se desmorona.
Lo que Mindfulness para asesinos hace mejor que cualquier otro thriller psicológico es recordarnos lo ridículamente frágil que es nuestra salud mental. ¿Lo que nos hace bien hoy, qué tan cierto es realmente? Quizás el mayor peligro no está en las terapias ni en los consejos de autocuidado, sino en lo que dejamos de ver cuando nos empeñamos demasiado en sentirnos bien.
Ahora sí, a lo que realmente nos convoca: “La reseña”.
Esta serie es como una buena broma de esas que te hacen reír nervioso: te atrapan sin que te des cuenta y cuando intentas racionalizar lo que acabas de ver, ya te quedaste enganchado. La premisa, simple, pero intrigante, es la de Björn, un abogado criminalista atrapado en la rueda del estrés y la desesperación, que encuentra el “camino a la paz interior” a lo largo de un curso de mindfulness. Pero, claro, nada sale como lo planeado. En lugar de serenidad, termina tomando decisiones mucho más drásticas, llevándonos de la mano por un viaje en el que la violencia y la comedia negra se mezclan con los ideales del bienestar moderno.
¿Qué hace especial a esta serie? Primero, el ritmo. No pierde tiempo en dar vueltas y aunque los capítulos son cortos, son lo suficientemente efectivos para mantenerte interesado. Cada episodio avanza un poquito más en el caos del protagonista, y justo cuando crees que va a caer en una rutina, te suelta un giro. Nada se repite, y eso es una bendición en un mundo saturado de series predecibles.
La trama, aunque juega con clichés como la mafia y los abogados, se mantiene fresca y entretenida gracias a la ironía con la que se presenta. Los temas de la salud mental y el autocuidado, tan de moda en estos días, se manejan con un ángulo un tanto más ácido, preguntándose si todos estos conceptos no son solo una excusa para justificar lo injustificable.
Y, como buen thriller que se respeta, Mindfulness para asesinos termina cada capítulo con un gancho, lo que significa que si empiezas a ver, es difícil parar. Todo se conecta de una manera que mantiene el interés sin caer en la repetición, y eso es un logro digno de mención. La temporada concluye con una sensación de satisfacción, pero también con un dejo de “¿y ahora qué?”. El final resuelve lo principal, pero abre suficientes puertas para dejarte esperando una continuación.
En resumen, si buscas una serie que combine humor negro, una crítica a la salud mental moderna y una trama que se va complicando sin perder frescura, Mindfulness para asesinos es una opción que vale la pena. Y si, como yo, te encuentras incapaz de parar de ver, estarás encantado de saber que es una de esas series que podrías devorar en un maratón sin sentir que te estás quedando con hambre de más.
8 episodios, todos disponibles en Netflix. ¿Te atreves a dar el primer paso en este curso de mindfulness… o mejor no?